jueves, 12 de mayo de 2016

Desarticuladas




Hay dolor en estas manos de madera que ni acarician para no abrir llagas.

Manos que eran de arcilla y cimbraban como pájaros briosos, modelando esculturas en el pecho de un hombre.

Hay dolor en los dedos de cartón piedra. Se les extravió la gestualidad del gozo, el sentido del tacto incandescente, no aún la belleza delicada de sus formas.

Las falanges están inertes como estalactitas y gotean la fría soledad de unas manos que fueron fecundas.

En otro tiempo, en las líneas de sus palmas, navegaban ríos en busca del sentido de la existencia. Se agitaron en bienvenidas, sostuvieron carteles de protesta. Rotos los convenios del silencio, arquitectaron el arte del acuerdo.

Ahora se posan con temor en el teclado, se sienten inválidas, ociosas.



©  Mirella S.   — 2016 —                                                                                             Imagen de Lauren Treece